Fue proclamada patrona de la música en 1594 cuando el papa Gregorio XIII la canonizó y le dio oficialmente el nombramiento, por «haber demostrado una atracción irresistible hacia los acordes melodiosos de los instrumentos. Su espíritu sensible y apasionado por este arte convirtió así su nombre en símbolo de la música».
A partir de ahí y durante 426 años, permaneció venerada por Francia, Italia, Alemania, Reino Unido y otros como patrona de la música.
Con el tiempo Cecilia y música fueron una misma cosa, nunca aparecen referencia personales o biográficas o tendenciosas del personaje, salvo su nombre en festivales.
Su vida fue y sigue siendo un misterio y más aún su relación con la música y los ciegos de los cuales también es patrona.
Cosas de la humanidad, nuestra humanidad. De toda formas y con el filtro del tiempo y la ignorancia se fue originando un toque distinto al denominar "Fetival de Santa Cecilia", una Cecilia imaginaria, misteriosa entregada a la música y sin semejante lastre.
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