martes, 26 de marzo de 2019

Primavera de Gloria Fuertes


Eres tan cursi hija
que no hay por dónde cogerte.
Hasta en febrero cuando estás desnuda eres cursi,
adornada de odas y vergeles no digamos.
Primavera,
más que cantarte te han hecho la viñeta ciertos poetas sin agua;
pero a pesar de todo te defiendo,
porque haces retoñar ese geranio,
que se me seca siempre en el invierno.

Gloria Fuertes ((Madrid, 28 de julio de 1917- Madrid ,27 de noviembre de 1998)


Lola J.C Elkin escribió sobre ella:

Lesbiana (en la sombra del franquismo), abiertamente feminista, de aspecto varonil y voz ronca, fumadora empedernida, extravagante en su vestir y hacer, culta, intelectual, ingeniosa y avanzada para su época. Así era Gloria Fuertes, la poeta —que no poetisa— o “Mujer de verso en pecho” (como ella misma se autodenominaba) autora de algunos de los poemas de amor y reivindicación social y feminista más intensos, profundos y lúcidos de la España del siglo XX.

Más rara que un perro verde: “la moderna” o “esa chica rara” así se referían a ella sus propios compañeros, integrantes del innovador movimiento literario de la posguerra llamado Postismo, en el que la propia Gloria fue encasillada a pesar de su espíritu solitario y estilo libre.

Me siento sola y una, como una sola luna
-por ser igual a todas las mujeres y no parecerme a ninguna-,
me siento sola y una en mi vacía cuna.

“Quiero ser la madre de todos los niños del mundo”: Cuando la afable abuelita se comió a la mujer apasionada.

Ni por su talante rebelde e inconformista, ni por su personal y comprometida poesía adulta es por lo que la mayoría la recuerda. Gloria Fuertes alcanzó la fama y pasó por siempre al imaginario colectivo español por sus poemas infantiles y sus entrañables lecturas en el programa televisivo Un globo, dos globos y tres globos.

Una afable “abuelita” que escribía sencillos y rotundos versos antibélicos para sus pequeños lectores (Gloria era pacifista hasta la médula), condenada en vida al estatus de poeta menor  por los que desvalorizaban su estilo y tildaban su humor de banal. 

Mucho antes de que Martes y 13 (¿Quién se acuerda de ellos?) parodiaban  su faceta de poeta de rima facilona, recuerdo difícil de borrar para todo aquel nacido antes de los 90.

Los juguetes son para jugar (de verdad)
No para Jugar a Matar (de mentira)
Las pistolas (ni de agua)
El revólver (ni de broma)
La escopeta (ni tocarla)
Los juguetes para todo
Y las armas para nada.


Una joven que ataviada en pantalón y camisa recorría en moto largas distancias para llevar la literatura a los pueblos. Está cerca de la mujer que amó con intensidad la vida sin dejarse deslumbrar por ella.

En esta dicotomía se encuentra la sustancia de una poeta inclasificable, diferente y especial tanto en su forma de escribir como de sentir. Humor y sensibilidad no le faltaron para hablar sobre temas tan sobrios como la guerra, el desamor o el paso del tiempo. Si unos la recuerdan como la poeta de los niños nosotros la reivindicamos como la poeta de los “diferentes”. (Para mí, genial)

Yo quisiera haber sido delineante
o delirante. Safo sensitiva
y heme,
aquí
que soy una perdida
entre tanto mangante.
Lo digo para todo el que me lea,
quise ser capitán, sin arma alguna,
depositar mis versos en la luna
y un astronauta me pisó la idea.


***
Gloria Fuertes nació en el seno de una familia humilde, su madre, costurera y sirviente; su padre, portero y conserje.

La menor de nueve hermanos, seis de los cuales mueren prematuramente, su infancia transcurre en las bulliciosas calles cercanas a la antigua Plaza del Progreso, donde aprende el lenguaje coloquial que la caracterizará. Era una niña alegre y extravertida y desde pequeña quiso escribir, pero la falta de medios la lleva a trabajar enviando cartas o contando huevos en una fábrica.

Su madre la matricula en el Instituto de Educación Profesional de la Mujer, donde recibió la formación que entonces se consideraba necesaria para una futura ama de casa: cocina, cuidado de niños, corte y confección, etc. Con quince años muere su madre. La Guerra Civil cambia su vida, la pérdida de su novio y sus propias experiencias marcan su carácter pacifista.

En 1939 escribe su primer relato para niños y lo envía al semanario Maravillas, donde es publicado y desde ahí es donde empieza ya su actividad hacia la literatura que la hizo famosa más que todos los que se burlaban, entre sus propios compañeros sobre todo, seguramente por la ceguera e ignorancia intelectualoide de los mismos.

3 comentarios:

Moony dijo...

La mujer rana

y el hombre rana

se casaron

y en vez de tener perdices

tuvieron tres renacuajos.

dijo Gloria Fuertes


Un millón de abrazos

Luz dijo...

Jajajaja, fantástica...

Muchos besos

Miguel Schweiz dijo...

Genial. genial, genial... Cuánto hay detrás de todo lo que decía y cuánto a la vista de los que no sabían verla.
tqm