viernes, 11 de junio de 2021

El adversario de Emmanuel Carrère vida de un fratricida y parricida

Año publicación: 2011 (1999)
Narrativa.


Se trata de una historia real que nos sume en el estupor, un viaje al corazón del horror y que ha sido comparado con "A sangre fría" de Truman Capote.

El 9 de enero de 1993, Jean-Claude Romand mató a su mujer, sus hijos, sus padres e intentó, sin éxito, darse muerte. La investigación reveló que no era médico, tal como pretendía y, cosa aún más difícil de creer, tampoco era otra cosa. Mentía desde los dieciocho años. A punto de verse descubierto, prefirió suprimir a aquellos cuya mirada no hubiera podido soportar. Fue condenado a cadena perpetua.

Yo entré en relación con él, asistí a su proceso, dice el autor. He intentado relatar con precisión, día tras día, esta vida de soledad, de impostura y de ausencia. Imaginar lo que bullía en su mente a lo largo de las horas vacías, sin proyecto ni testigos, cuando se suponía que estaba trabajando y en realidad pasaba el tiempo en parkings de autopistas o en los bosques del Jura. 

Muy bien escrito. Teniendo en cuenta que es no ficción y nos relata unos hechos que, de ser ficción, tildaríamos de exageradamente escabrosos; y, posiblemente, pediríamos un protagonista totalmente desprovisto de cualquier atributo humano. Sin embargo, la realidad es más compleja que la ficción y todas esas contradicciones no literarias están magistralmente captadas en este relato que se podría leer de un tirón, y que en más de una ocasión nos cortan la respiración.

Reconstrucción del asesino Romand: su infancia, adolescencia, noviazgos, vida familiar en base al expediente judicial, testimonios de sus allegados y propios de Romand y comunicación epistolar entre el asesino y el escritor.

Lo negativo que se podría agregar, es que definitivamente le sobra el último capítulo y un par de párrafos.

Lo mejor del texto es sin duda su simpleza y medición.

Después de las últimas noticias producidas por la derogación de la Doctrina Parot y las flojas e insulsas leyes europeas, todo esto da que pensar.

Nuestros sistemas legales hacen agua por los cuatro costados.

En 2019 Jean-Claude Romand sale en libertad después de 26 años en la cárcel. 

Su vida 


Antes de los asesinatos, Romand había vivido 18 años haciéndose pasar por un estudiante de medicina y después por un investigador de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

De hecho, se ganaba la vida recibiendo dinero de amigos de la familia que él decía iba a invertir en Suiza.

Cometió los crímenes cuando estaban a punto de denunciar su estafa.

Romand -quien siempre fue señalado como un alumno modelo- no pudo pasar el examen final del primer año de sus estudios de medicina en 1974.

Entonces se le permitió repetir ese primer año de medicina durante los 12 años siguientes, pero nunca se volvió a presentar el examen.

Sin embargo, él le decía a sus amigos que continuaba con sus estudios y, en algún momento, la mentira se extendió a decir que se había graduado de doctor.

Doble vida

Después de mentir sobre su grado, Romand, que ahora tiene 65 años, inventó que tenía un trabajo en Ginebra, en la sede de la OMS.

Lo cierto es que conducía hasta un área fronteriza entre Francia y Suiza y ocasionalmente visitaba el servicio de información al público en el edificio central de este organismo internacional.

En 1980 se casó con la que era su novia y tuvo con ella dos hijos. Para mantener su mentira, les decía que se iba de viaje de trabajo a otros países, pero se quedaba en hoteles de carretera por varios días y después volvía a casa hasta con regalos para los pequeños.

Al principio, Romand logró sobrevivir con la venta de un estudio que sus padres le habían comprado en Lyon.

Cuando este dinero se acabó, comenzó a aprovecharse de familiares y amigos a quienes les decía que podía invertir su dinero en fondos rentables a los que él tenía acceso como empleado de la ONU.

Hacia finales de 1992, algunas de sus víctimas del fraude comenzaron a pedirle que les devolviera el dinero. Entonces, un amigo de la familia descubrió que no pertenecía a la OMS.

Cuando su vida impostada comenzó a quedar al descubierto, cometió los asesinatos. En enero de 1993 mató a su esposa con un rodillo para hacer pan y después a sus hijos de 7 y 5 años con un rifle.

Ese mismo día, viajó más de 80 kilómetros hasta la casa de sus padres y también los mató, junto al perro de la familia.

Entonces regresó a su casa, donde se hallaba muerta su esposa e hijos, prendió fuego la vivienda y finalmente se tragó varias pastillas para dormir con el fin de suicidarse.

Sin embargo, Romand fue rescatado por los bomberos, fue a la cárcel y finalmente confesó sus crímenes. Fue condenado en 1996 a cadena perpetua.

Aunque ahora, 23 años después, recibió permiso para salir de la cárcel.

3 comentarios:

Moony-A media luz dijo...

Uno más de una enorme lista. Narcisistas malignos que no soportan que nadie los cuestione.
En fin...y ese en la calle ya, joderrrr.

Besisimos

Luz dijo...

Es terrible... Y lo peor es que parece que no interesa pararlo. Entre unos y otros de las altas esferas lo amplían cada vez más siendo cómplices.
Hay demasiado odio y no solo en estos monstruos, sino en aquellos que mandan y ostentan poder (de ambos sexos) y se consideran normales.
Este en la calle como muchos otros y el último (que ya dejó de serlo porque se suman cada día) monstruo que aún no aparece ni la pequeña...
Besísimos Monny, gracias por tus opiniones.

ayla dijo...

Existen demasiados monstruos como este pero que al final tienen suerte y salen demasiado pronto de la cárcel. Un besito con todo mi cariño,

Aylita